lunes, 11 de mayo de 2009

La mejor y la peor



Atentos, turistas: Londres tiene la peor comida, París es la más sobrevalorada y Bruselas la más aburrida, según un informe sobre lo que piensan los viajeros respecto a las ciudades europeas. Así lo demostró una encuesta realizada por el sitio TripAdvisor (www.tripadvisor.com) que también señaló a la capital británica como la más sucia de Europa, además del lugar donde la gente va peor vestida y la más cara.París tampoco salió bien parada, ya que los turistas dijeron que era la ciudad menos hospitalaria y la segunda más cara. Pero ambos destinos se redimieron en el sondeo online, donde París fue votada la ciudad con la mejor gastronomía y la gente mejor vestida, mientras que Londres apareció como la que tenía mejor ocio nocturno, mejores parques públicos y más actividades gratuitas. "Las capitales europeas tuvieron todas sus pros y sus contras, pero ningún otro continente ofrece a los viajeros tanta riqueza cultural y atractivos en tan poca distancia", dijo el portavoz de TripAdvisor, Luke Fredberg, en un comunicado. "Pese a que Londres surgió como la ciudad más sucia y la más cara, sus fantásticas atracciones gratuitas demuestran que no hay que ser millonario para disfrutar de la capital", añadió. Venecia derrotó a París y Roma como el destino europeo más romántico, pero también apareció como la tercera más cara, tras París y Londres. El viajero que busque encontrarse con ciudadanos locales amistosos debería ir a Dublín, mientras que a quien le preocupe la salud podría optar por Copenhague, votada como la ciudad más limpia. Praga fue seleccionada como el destino con precios más asequibles, mientras que quien busque placeres visuales debería ir a Barcelona, pero evitar Varsovia, en Polonia, que fueron votadas las ciudades con mejor y peor arquitectura, respectivamente. ?Y la ciudad más aburrida? Los viajeros creen que la belga Bruselas, mientras que Zúrich, en Suiza, apareció en segundo lugar.

viernes, 3 de abril de 2009

Ningún lugar está aquí o está ahí

Todo lugar es proyectado desde adentro
Todo lugar es superpuesto en el espacio
Ahora estoy echando un lugar para afuera
estoy tratando de ponerlo encima de ahí
encima del espacio donde no estás
a ver si de tanto hacer fuerza si de tanto hacer fuerza
te apareces ahí sonriente otra vez
Aparécete ahí aparécete sin miedo
y desde afuera avanza hacia aquí
y haz harta fuerza
harta fuerza a ver si yo me aparezco otra vez si aparezco otra vez
si reaparecemos los dos tomados de la mano
en el espacio donde coinciden todos nuestros lugares.

Poema de Oscar Hahn

Saudades portátiles

Cuando uno deja una ciudad
noche de olores negros
enroscada en escaleras
que conducen al infierno
donde un hombre solo
cuenta sus días hacia atrás y adelante
y una mujer nada contra la melancolía
Cuando uno deja una ciudad
callejones húmedos
umbrales sospechosos
habitaciones de espeso mal aliento
con una sola ventana sin visillos
por la que sólo entran los eclipses
el sol negro que alumbra a los poetas
y los amantes crujen y chisporrotean
como baile de ausentes en una casa abandonada
Cuando uno deja una ciudad para siempre
y el estampido del adiós suena en la boca
como un delicado suicidio
Cuando uno abandonapodría decir
y uno abandona y otro es abandonado
y nadie a quien mirar atráso solamente una persona única
que no alcanzamos a ver entre la multitud
y el avión comienza a corretear por la pistaentonces
el poema ha llegado a su fin
y uno sabe que nunca habrá de escribirlo
Todavía

Mario Trejo

sábado, 10 de enero de 2009

Las ciudades son clones

Son las calles más genuinas, el emblema y la carta de presentación internacional de una gran ciudad. La Gran Vía y la Castellana de Madrid, el paseo de Gràcia de Barcelona, la avenida de los Campos Elíseos de París, Oxford Street en Londres, Kurfürtendamm o Friedrichstrasse en Berlín... Se trata de las grandes avenidas repletas de turistas y codiciadas por grandes cadenas hoteleras e imperios textiles de implantación mundial. Diferentes calles con los mismos escaparates, los mismos rótulos. Ciudades donde ha dejado de bombear el latido productivo e industrial para dejar paso al ocio. ¿Se están convirtiendo las grandes urbes europeas en clones? ¿Su vocación turística las está empobreciendo?

domingo, 18 de mayo de 2008

“Vivir significa hoy, más que nunca, viajar; la condición espiritual del hombre como viajero de la que habla la teología es también una situación concreta para masas de personas cada vez más considerables. En las vertiginosas transformaciones del vivir, el regreso a sí mismo-material y sentimental-se vuelve más incierto; el Ulises actual no se asemeja al homérico o al joyceano, que al final vuelven a casa, sino más bien al dantesco que se pierde en lo ilimitado, o al de Li Sao de Chü Yüan, una peripecia ulisiana china, que al final ve su pueblo desde lo alto pero no puede regresar a él”.


Claudio Magris, fragmento de El infinito viajar

lunes, 21 de abril de 2008


Viajar para contarlo tiene, también en estos tiempos de aviones y televisiones, algo de arcaico. Como son arcaicos tantos otros placeres. El placer, en este caso, de dejarse contar, de acompañar una mirada claramente arbitraria: el relato de viaje, el ínfimo fragmento de una vida. Y el placer, para mí, de hacer de la mirada pretendidamente neutra del reportero un ojo caprichoso. Esconderse en un cruce: deslizarse más acá del periodismo, más allá de la literatura, para ocupar un lugar sin espacio: escribir crónicas. Retratos del tiempo.

Martín Caparrós.

sábado, 19 de abril de 2008

Un hotel inteligente

"El viaje en sí es el hogar", escribió Basho, el poeta japonés del siglo XVII, en uno de sus viajes. Y quizás lo fuera para él. Pero para un alma viajera moderna, ¿podrá alguna vez la habitación de un hotel alcanzar las comodidades del hogar? Al entrar en una, lo primero que hacen muchas personas es orientarse: descubrir dónde está todo y cómo funciona, juguetear con la mejor configuración de iluminación y temperatura y colocar las cosas de tal forma que se parezcan más o menos al hogar. Pero hay fuerzas que van en contra de ese "sentirse como en casa", y muchas de ellas vienen provocadas por defectos en el diseño.
Basta con quemarse una sola vez en una ducha extraña o unos minutos intentando descifrar las funciones de un complejo despertador para sentir el deseo de volver al hogar de verdad. Sin embargo, hay un lugar en el que muchos de estos fallos se han solventado con ayuda de la tecnología intuitiva y el diseño inteligente, un lugar marcado por una comodidad y un confort intrínsecos tales que incluso el hogar empieza a parecer de peor calidad. Es el último Hotel Península, un edificio de 24 pisos que se encuentra enfrente del parque Hibiya, en el distrito Marunouchi de Tokio, que cuenta con lo que podrían ser las habitaciones de hotel mejor planificadas del mundo.
Un hotel de alta tecnología en Tokio no es ninguna novedad, por supuesto. Aquí incluso los hoteles medianos suelen disponer de servicios como cortinas controladas con un mando a distancia, fax y televisores de pantalla plana. Y otros muchos detalles de la vida japonesa ?como las puertas de los taxis que parecen abrirse por sí solas, dispositivos que suministran jabón que se activan con el movimiento y asientos que se pliegan automáticamente al final del trayecto del tren? están también diseñados para que funcionen de la forma más fluida posible, sin que haya momentos incómodos ni se desperdicien movimientos.
Pero el Peninsula, en el que las habitaciones cuestan a partir de 60.000 yenes la noche (cerca de 360 euros), se ha convertido en un lugar de peregrinación para los hoteleros desde su apertura en septiembre. Al cliente, que acaba de llegar de un largo vuelo y de un viaje de dos horas con un atasco infernal desde el aeropuerto de Narita, le hacen pasar a un espacio tranquilo y ligeramente iluminado en el que parece que se haya anticipado cualquier eventualidad.
¿Necesitas llamar a casa para confirmar que has llegado? El panel del teléfono te muestra la hora de allí. El hotel tiene habitaciones con pantallas de televisión antiniebla en el baño, además de mandos a distancia junto a la cama para ajustar la humedad, la televisión y la luz. la temperatura en tu ciudad y las fiestas). ¿Te sientes deshidratado por el vuelo o el invierno de Tokio? No necesitas malgastar media hora con una ducha: simplemente ajusta la humedad. ¿Necesitas despertarte para una reunión? Mete un cartucho de expreso en la cafetera Lavazza que se encuentra tras la impecable puerta de un armario y dale a un botón.
Cuando suena el teléfono, la radio o la televisión se ponen en silencio de forma automática. Cuando suena por la noche, el aplique que se encuentra a un lado de la cama brilla lo justo como para que puedas responder. El teléfono del baño cuenta con un filtro digital para que no haya eco. Si le das al botón de "spa" en la bañera, la luz se baja un poquito y la radio se cambia a una emisora en la que esté sonando música relajante.
Para llamar con Skype por Internet, no necesitas encender el portátil: simplemente dale al botón de Skype en el teléfono. Si quieres seguir la conversación en la recepción del hotel, te puedes llevar el teléfono inalámbrico contigo. Para seguir hablando en la calle, el teléfono capta una red para móviles.
El hombre que está detrás de gran parte de este proyecto es Fraser Hickox, jefe del departamento de ser vicios electrónicos de la compañía, que supervisó a más de 20 ingenieros durante dos años a medida que probaban varias versiones de la habitación. Aunque Hickox, un australiano que vive en Hong Kong, tiene un doctorado en física de radio, le gusta hacer que sus habitaciones sean accesibles también para los que no son científicos. "El gran secreto de la tecnología", comenta, "es que no deberíamos tener que pensar en ella". La tecnología es la parte más fácil, añade Hickox.
Lo que cuesta de verdad es anticipar su uso óptimo. Detrás de cada innovación de las habitaciones del Península hay una historia. La radio con Internet del panel de la pared, por ejemplo, surgió de una conversación que Hickox mantuvo con un cliente japonés en el Península de Nueva York. Tras un día plagado de reuniones estresantes, quería relajarse con un toque que le recordara su hogar ?en su caso, escuchar la emisora japonesa NHK en su propia radio de onda corta.
Hickox admite que tanto su plantilla como él han hecho "alguna que otra tontería" en su búsqueda de los servicios ideales. En el Península de Hong Kong instalaron teleimpresoras de los valores de la Bolsa. "Pensamos que a nuestra clientela le interesaría seguir el mercado bursátil", explica. "Pero la única persona que las utilizaba era nuestro técnico, para saber si funcionaban correctamente".